Los personajes de las películas de Disney han sido siempre motivo de admiración entre los más pequeños de la casa. Sus protagonistas se convertían en héroes y modelos a seguir. En los últimos tiempos Elsa y Anna han sido las más queridas y admiradas entre los niños, especialmente las niñas. Así no es de extrañar que se espere una Navidad Frozen en la que todos los regalos que tengan que ver con la película triunfarán.
La última producción de Disney ha supuesto también un revulsivo porque ha sido la primera vez que la historia de amor entre chico y chica no centra el interés del argumento, sino que, en esta ocasión, es la relación entre dos hermanas la que lleva el peso. Además, no hay ningún príncipe azul que salve a la princesa Disney Elsa, sino que son ellas dos, juntas, las que resuelven el conflicto.
Los valores de las protagonistas de Disney
Las películas de Disney siempre han tenido valores y moralejas detrás de sus argumentos que los niños interiorizan sin casi darse apenas cuenta. Las princesas Disney, y también los príncipes que las suelen acompañar, son protagonistas en muchas ocasiones de la acción pero las decisiones que toman y cómo se enfrentan a ellas son lo que hacen que se conviertan en modelos para los más pequeños de la casa.
La amistad, la confianza en uno mismo, el optimismo y el no darse por vencido ante las adversidades, han sido valores que se han asociado desde siempre con los protagonistas de estos cuentos. Con el paso de los años las princesas Disney han evolucionado al tiempo que lo ha hecho la sociedad y se han incluido también valores como la lucha, la defensa de los justos y el cuidado del medio ambiente o los animales, entre otros.
Algo común a casi todas las princesas Disney es que todas tenían un príncipe que las acompañaba y que, en la mayor parte de los casos, las salvaba. Al principio o al final de la historia se enamoraban y cuando todo se solucionaba vivían felices para siempre comiendo perdices, con la celebración de una boda en la mayor parte de los casos.
Ha sido así hasta que llegó la princesa Disney Elsa. La única del grupo que no tiene príncipe, ni siquiera pretendientes como le ocurría a Ginebra, otra de las más actuales. Predecesoras de Elsa fueron Tiana, Mullan o Rapunzel.
En los últimos años, Disney ha decidido abandonar los roles tradicionales actualizando a sus princesas y convirtiéndolas en un modelo a seguir por las niñas de hoy en día. Chicas capaces de perseguir sus sueños, luchar por su futuro, salvar a un país o ayudar a quienes más quieren. Y mientras cumplen su misión, no se encuentran con ningún príncipe que les haga el trabajo, sino que encuentran el apoyo en una hermana, como le ocurre a Elsa y Anna.
Esta singularidad ha hecho que estas princesas Disney hayan supuesto una revolución entre los niños y también entre padres y educadores, satisfechos con que los nuevos modelos a seguir sean mujeres independientes y luchadoras. Hasta entonces eran muchos los que habían tildado a las películas de Disney de sexistas y que mostraban personajes anclados en un rol más propio del pasado que de la actualidad.
La singularidad de la princesa Disney Elsa
La princesa Disney Elsa es única en el mundo de las princesas Disney y, además, la última que ha salido de la factoría de películas de animación. Años atrás ya había funcionado crear un personaje independiente como Ginebra, que luchaba por la posibilidad de decidir si quería casarse o no.
Con la princesa Disney Elsa el matrimonio es algo que ni siquiera se plantea. Esto no quiere decir que no haya espacio para el amor, todo lo contrario. El amor fraternal de Elsa y Anna centra el “leitmotiv” de Frozen, lo que la convierte en una cinta perfecta para ver una y otra vez.
La princesa Disney Elsa también es independiente. Tras el fallecimiento de sus padres se convierte en reina y lo hace en solitario, no busca a un hombre que se siente a su lado en el trono. Muestra que es capaz de desarrollar el trabajo sin necesidad de un príncipe.
Estos valores no son únicos de Elsa, ya que Anna presenta algunos similares. Es independiente, cree que el amor que siente por su hermana les permitirá arreglar la situación y rechaza la ayuda de un hombre. Claro está que al final es ella, y no la protagonista principal, la que vive una historia de amor (y de desamor) clásica.
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